Estábamos sentadas en un lugar acogedor tomando chocolate caliente acompañado de un exquisito pastel de zanahoria, al lado conversan dos ancianas sus rostros y piel ya muestran el paso de los años, experiencia y sabiduría.
En unas cuantas décadas probablemente mi amiga y yo estemos en el mismo lugar bebiendo un café, acaso pensaremos en la juventud que se nos fue, o en cosas que se pudieron realizar y no se llevaron acabo o quizás esteremos conscientes de haber vivido lo mejor posible no habiendonos dejarnos llevar por los pensamientos cotidianos sobre asuntos del pasado o planes del futuro.
Estaremos listas para dejar este mundo y este cuerpo, el cual no nos pertenece y nos fue prestado para la estadía corta en este mundo, estaremos listas para recibir la muerte no como un fin sino como una evolución hacia otra dimensión.
Ojala nos veamos al espejo como lo que somos una personas con alma y corazón y no solamente unos cabellos tenidos de blanco y una piel maltratada por el tiempo.
En unas cuantas décadas probablemente mi amiga y yo estemos en el mismo lugar bebiendo un café, acaso pensaremos en la juventud que se nos fue, o en cosas que se pudieron realizar y no se llevaron acabo o quizás esteremos conscientes de haber vivido lo mejor posible no habiendonos dejarnos llevar por los pensamientos cotidianos sobre asuntos del pasado o planes del futuro.
Estaremos listas para dejar este mundo y este cuerpo, el cual no nos pertenece y nos fue prestado para la estadía corta en este mundo, estaremos listas para recibir la muerte no como un fin sino como una evolución hacia otra dimensión.
Ojala nos veamos al espejo como lo que somos una personas con alma y corazón y no solamente unos cabellos tenidos de blanco y una piel maltratada por el tiempo.
