El teléfono sonó y la hora marcaba la una con quince minutos del día sábado por la madrugada una voz dulce estaba tras la linea luego de la llamada me quede sentada, tranquila, inmutable.
Debía llamar a la oficina, entre tanto alboroto no encontraba la ropa adecuada tal vez mis jeans siempre estuvieron allí pero la idea de encontrarme con mi madre y darle la noticia me alteraba los sentidos cuando llegue al pueblo mi mama se encontraba ya vestida para la ocasión.
La noche era fría sin embargo nos abrazaba era linda y serena el momento crucial había llegado poco después del amanecer todos caminamos en silencio y recorrimos las calles del amado pueblo de mi abuelita hasta llegar a la iglesia para escuchar la misa.
El momento mas triste fue verla partir en su carro el cual era conducido por el chófer de toda su vida y ahora allí en el cementerio de su amado pueblo yace mi abuelita.
La muerte es crecimiento, es evolución, se transforma en energía pura pasa la dimensión a esa dimensión a la cual hemos cerrado nuestros ojos por querer poseer un mundo de riquezas.
No me agarro por sorpresa por tu y yo ya sabíamos que pasaría, lloramos juntas tu despedida, pero se que al final no tuviste miedo como yo te dije y se que comprobaste lo lindo del universo y que sentiste la paz espiritual que estoy tratando de alcanzar y comprendiste que los egos te tenias dominaban tu alma y ahora sabes como yo veo las cosas, mi lucha constante contra mi acá en el Samsara.
te quiero mucho abuelita donde quiere que estés.
